Roger Vivier presentó su Holiday 2025 Collection, una propuesta que convierte el bolso de alta gama en una pieza teatral. La campaña recrea una fachada parisina en versión miniatura y sitúa los nuevos modelos como protagonistas de un escenario íntimo, donde el lujo no es una promesa: es una atmósfera.


Bolsos como esculturas
La colección se construye sobre tres pilares estéticos: textura, ornamento y presencia.
Los modelos destacan por superficies con flores en relieve —no impresas, sino construidas en volumen— y por la clásica hebilla joya de la maison, reinterpretada como centro dramático.
El diseño negro apuesta a un contraste sofisticado entre materialidad y brillo: relieve profundo, cadena metálica y pedrería que funciona como faro visual.
El rojo, en cambio, propone un espíritu festivo y sensual: más emocional, más teatral, pensado para impacto a primera vista.

El universo “Holiday”: cuando la casa es un escenario
La dirección creativa convierte el lanzamiento en una narración visual. La miniatura arquitectónica no es un recurso decorativo: funciona como declaración de principios.

El bolso no se muestra sobre una mesa ni en un perchero: habita un edificio, ocupa balcones, recibe luz. Roger Vivier plantea que el lujo también es contexto, no solo objeto.

Una temporada que apuesta a la emoción
Lejos del minimalismo que domina parte de la moda contemporánea, la Holiday 2025 reivindica el exceso como lenguaje: volumen, brillo, fantasía. Sin caer en la vulgaridad, la maison retoma el dramatismo barroco que la hizo icónica, pero traducido a un consumidor que busca piezas memorables, no accesorios descartables.

En un mercado saturado de lanzamientos, el gesto de Vivier es claro: no compite por ruido, compite por permanencia.
La Holiday 2025 no se compra para usar; se compra para conservar.

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