Por años, Kim Jones fue sinónimo de lujo absoluto. Dejó su huella en Louis Vuitton, Dior Homme y Fendi, redefiniendo el cruce entre la alta moda y la cultura urbana. Su nombre se volvió un sello de modernidad dentro del universo del lujo europeo.
Pero hoy, su carrera entra en una nueva etapa —una que muchos miran con sorpresa, y otros con cierta sospecha.


Del podio del lujo a los nuevos territorios
En enero de 2025, Jones anunció su salida de Dior Homme, después de siete años al frente de la línea masculina de la maison francesa. Su partida marcó el fin de una era: había sido el artífice de una fusión entre sastrería clásica y estética streetwear que transformó el modo en que las nuevas generaciones se acercaban al lujo.
Poco tiempo después, el diseñador británico reapareció en escenarios inesperados. Primero con Avatr, una marca china de autos eléctricos, donde diseñó una edición especial del modelo 012 con interiores inspirados en el mundo del diseño y la artesanía de alta gama.

Y luego, su nombre volvió a sonar con fuerza tras el anuncio de una colaboración con Bosideng, la marca china de indumentaria outdoor y plumíferos, donde Jones encabeza una nueva línea urbana premium.

El movimiento sorprendió al mundo de la moda. ¿Cómo pasó de liderar Dior a diseñar para una marca de camperas?
¿Descenso creativo o cambio de paradigma?
Para algunos analistas, esta serie de alianzas representa una “bajada de nivel”: una transición desde la élite de la alta moda hacia colaboraciones más comerciales y masivas. La pregunta que flota es inevitable: ¿Kim Jones está perdiendo prestigio o está anticipando el futuro de la industria?


En realidad, su giro parece responder más a una estrategia que a una decadencia. En un mercado donde el lujo ya no se define solo por la exclusividad sino por la expansión de marca y la colaboración cross-industry, Jones parece moverse con total conciencia.
La unión con Avatr le permitió llevar su sensibilidad estética a un objeto de deseo diferente —un auto eléctrico de lujo— mientras que su llegada a Bosideng puede leerse como parte del desembarco del lujo europeo en el mercado chino, el más potente del mundo en consumo premium.

Más que “bajar de nivel”, Kim Jones podría estar cambiando de escenario, buscando democratizar su lenguaje visual y ampliar su influencia en un ecosistema global en transformación.
Un diseñador de su tiempo
Desde sus inicios, Kim Jones rompió las barreras entre lo clásico y lo urbano. Fue uno de los primeros en entender que las zapatillas podían tener el mismo peso simbólico que un traje de alta costura.


Por eso, más que un “descenso”, lo suyo puede interpretarse como una mutación necesaria. En un mundo donde las fronteras del lujo se diluyen, quizás Kim Jones simplemente se adelantó —otra vez— al resto.

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