De las pasarelas al día a día
La fiebre pistacho comenzó a hacerse notar en las pasarelas alrededor de 2022, cuando firmas como Bottega Veneta lo incorporaron en sus icónicos bolsos de cuero trenzado, y Jacquemus lo llevó a vestidos de cortes simples pero con impacto visual. Valentino, por su parte, lo sumó en piezas de sastrería liviana que mostraban cómo este verde podía ser igual de elegante que el negro.
Su éxito radica en su versatilidad cromática. El pistacho funciona tanto en looks monocromáticos —muy vistos en fashion weeks de Copenhague y París— como en combinaciones más arriesgadas, mezclado con fucsias, lilas y azules eléctricos. En el street style, influencers como Leonie Hanne o Pernille Teisbaek lo adoptaron no solo en prendas, sino también en accesorios: desde minibolsos y sandalias, hasta gafas de sol de montura ancha.

Más allá de la moda
El pistacho no se quedó en el vestidor: invadió también el interiorismo. Diseñadores de interiores lo usan en cocinas completas —donde reemplaza al tradicional blanco o gris—, sofás tapizados que se convierten en el punto focal del living, o paredes pintadas en un acabado mate que aporta calidez sin perder luminosidad.
En redes como Pinterest y Instagram, la estética pistacho aparece en cafés de autor y restaurantes que buscan diferenciarse visualmente. Detalles como sillas, vajilla o murales en este tono crean espacios que invitan a fotografiarse y a compartir contenido. La idea es clara: no es solo un color, es una experiencia visual que aumenta el valor de marca de un lugar.

El pistacho en la gastronomía
En el mundo foodie, el pistacho es un doble ganador: tiene sabor y estética. No hablamos solo de helados o postres con el fruto seco, sino de la reinterpretación cromática de platos y bebidas. Matcha lattes con un toque más cremoso, smoothie bowls verdes, macarons y pasteles glaseados en este tono se multiplican en los feeds de TikTok y Reels.
Pastelerías como Cedric Grolet en París han usado el pistacho no solo como ingrediente estrella, sino como recurso visual para captar la atención del público digital. En Argentina, heladerías y cafeterías de especialidad ya incorporaron este verde como parte de su propuesta estética, consciente de que lo fotogénico vende.
.png)
¿Por qué nos obsesiona?
El pistacho tiene un trasfondo emocional: en psicología del color, se asocia con calma, frescura y optimismo. Su parentesco con el verde lo vincula a la naturaleza y a lo orgánico, pero su matiz más cálido y cremoso le da un aire contemporáneo y sofisticado.
En un contexto donde las personas buscan equilibrio y bienestar, este color transmite una sensación de paz sin caer en la frialdad de otros tonos. A la vez, es lo suficientemente distinto como para destacar en redes y en entornos urbanos.
La proyección de la tendencia
Lejos de ser un capricho de temporada, las predicciones de analistas de tendencias apuntan a que el pistacho seguirá presente. Marcas de fast fashion ya lo incluyen en sus drops permanentes, mientras que en alta costura se exploran versiones metalizadas y tejidos con texturas para darle un giro sofisticado.
En el próximo otoño/invierno europeo , se espera verlo mezclado con tonos tierra, chocolate y camel para un look más acogedor, mientras que en primavera/verano se combinará con rosas empolvados, amarillos pastel y azules suaves.
.png)
Entonces, se podría decir que el pistacho no es solo un color; es una declaración estética que logró unir moda, decoración y gastronomía bajo el mismo código visual. Un recordatorio de que lo natural y lo moderno pueden convivir… y que, a veces, un simple tono puede marcar toda una temporada.