Centella asiática: el ingrediente coreano que redefine la belleza global
De la tradición oriental al tocador de las beauty insiders argentinas.
En la escena beauty internacional, pocas palabras resuenan con tanta fuerza como K-beauty. Esa filosofía coreana que transformó la manera en la que entendemos el skincare —donde ciencia, ritual y placer se entrelazan— sigue marcando el pulso de la industria. Y entre sus tesoros, hay un nombre que hoy brilla con luz propia: centella asiática, o simplemente cica.

Desde hace siglos, este extracto vegetal fue utilizado en la medicina oriental por sus propiedades cicatrizantes y calmantes. Hoy, es la estrella indiscutida de las fórmulas cosméticas más deseadas, amada por su capacidad de reparar la barrera cutánea, calmar la sensibilidad y devolverle a la piel su equilibrio natural.
Marcas como Dr. Jart+, Cosrx o Purito hicieron de la centella un ícono global, y poco a poco fue conquistando también a las consumidoras argentinas. En un mercado donde cada vez más se priorizan rutinas minimalistas, conscientes y efectivas, la centella encarna la búsqueda de lo esencial: activos que funcionan, sin saturar la piel.



Lo interesante es que su popularidad no responde únicamente a un boom pasajero. La centella se instaló como un nuevo estándar de cuidado, especialmente para quienes buscan resultados visibles sin renunciar a la suavidad. Su eficacia comprobada la convierte en aliada tanto para pieles sensibles y jóvenes, como para rutinas anti-age.

El fenómeno, además, habla de algo más profundo: el modo en que el skincare coreano logró exportar no solo productos, sino una visión de belleza integral, donde cada paso es un ritual de autocuidado. Incorporar una crema o un sérum de centella no es simplemente sumar un producto más: es traer a nuestro día a día ese gesto de pausa, bienestar y sofisticación que hoy define a la mujer contemporánea.

En Argentina, el interés por el K-beauty se refleja en la creciente oferta de tiendas online especializadas y en la manera en que el término cica ya circula en la conversación beauty. Un recordatorio de que las tendencias más poderosas no solo transforman el mercado, sino también nuestra manera de relacionarnos con el cuidado personal.
